Actualidad

GYM: cómo empezar el año con buen pie

El año nuevo es una oportunidad para proponernos nuevos retos y hábitos que mejoren nuestra salud y bienestar. Uno de los más populares es hacer ejercicio y aumentar nuestra actividad física. Pero, ¿sabes cuál es la diferencia entre estos dos conceptos y por qué son tan importantes para tu salud?

Ejercicio físico vs actividad física

La actividad física se refiere a cualquier movimiento corporal que requiera un gasto de energía, como caminar, subir escaleras, limpiar la casa o bailar. El ejercicio físico es una forma de actividad física planificada, estructurada y repetitiva, con el objetivo de mejorar o mantener la aptitud física, la salud o el rendimiento deportivo. Por ejemplo, correr, nadar, levantar pesas o hacer yoga son ejercicios físicos.

Ambos tipos de actividad son beneficiosos para la salud, pero el ejercicio físico tiene ventajas adicionales, ya que se puede adaptar a las necesidades, objetivos y preferencias de cada persona, y se puede medir y controlar con mayor precisión.

Beneficios del ejercicio y la actividad física para la salud

Numerosos estudios científicos han demostrado que el ejercicio y la actividad física regular tienen efectos positivos sobre la salud física y mental, como:

  • Controlar el peso y prevenir la obesidad
  • Reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y otras enfermedades crónicas
  • Mejorar la fuerza, la resistencia, la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación
  • Fortalecer los huesos y los músculos, y prevenir la osteoporosis y la sarcopenia
  • Estimular el sistema inmunitario y la capacidad de defensa del organismo
  • Liberar endorfinas y otros neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo, la autoestima, la memoria y el aprendizaje
  • Aliviar el estrés, la ansiedad, la depresión y otros trastornos mentales
  • Favorecer el sueño y el descanso
  • Aumentar la energía y la vitalidad
  • Mejorar la calidad de vida y el bienestar general

Consejos para aumentar la actividad física y el ejercicio

Para aprovechar todos estos beneficios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física vigorosa por semana, o una combinación de ambas, para los adultos.

Si quieres aumentar tu actividad física y ejercicio, aquí tienes algunos consejos que te pueden ayudar:

  • Elige una actividad que te guste y que se adapte a tu nivel, edad y condición física. Puedes variar entre diferentes opciones para no aburrirte y trabajar distintas capacidades.
  • Establece objetivos realistas y progresivos, y lleva un registro de tu actividad. Puedes usar un podómetro, una pulsera inteligente, una aplicación móvil o un diario para medir tus pasos, tu tiempo, tu distancia, tus calorías o tu frecuencia cardíaca.
  • Busca un compañero o un grupo con el que compartir tu actividad. Así te motivarás más, te divertirás y te comprometerás más con tu plan.
  • Aprovecha las oportunidades que te ofrece tu entorno para moverte más. Por ejemplo, usa las escaleras en lugar del ascensor, camina o usa la bicicleta en lugar del coche o el transporte público, haz recados a pie, juega con tus hijos o mascotas, etc.
  • Incorpora el ejercicio a tu rutina diaria, y reserva un tiempo específico para hacerlo. Puedes hacerlo por la mañana, al mediodía o por la tarde, según tu disponibilidad y preferencia. Lo importante es que seas constante y lo hagas al menos 3 veces por semana.
  • Busca una actividad para hacer en tu casa, así no tendrás excusas como el tiempo o el dinero.
  • Calienta antes de empezar y estira al terminar. Así evitarás lesiones, dolores y molestias, y mejorarás tu rendimiento y tu recuperación.

Ejercicio adaptado

Es muy importante ajustar el ejercicio a la condición física y patologías o estados del paciente, ya que cada persona tiene sus propias capacidades, limitaciones y necesidades. Por eso, antes de empezar a hacer ejercicio, es conveniente consultar con un médico y otros profesionales que puedan evaluar el estado de salud, indicar las precauciones y contraindicaciones, y recomendar el tipo, la intensidad, la duración y la frecuencia de ejercicio más adecuados para cada caso. El ejercicio debe adaptarse al paciente, y no al revés. Por eso, hay que escuchar al cuerpo, respetar los ritmos y las pausas, y evitar el sobreentrenamiento y el dolor. Si se presentan síntomas como mareos, náuseas, palpitaciones, dificultad para respirar, opresión en el pecho o cualquier otra molestia, se debe parar el ejercicio y consultar con el médico.

Empieza el año con buen pie. ¡Ánimo y a moverse!