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Alteraciones de la piel: rosácea y acné

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Siguiendo nuestra campaña sanitaria del mes de febrero «cuida tu piel», hoy te traemos información y consejos sobre dos alteraciones muy comunes de la piel: la rosácea y el acné.

 

Rosácea

¿Qué es la rosácea?

La rosácea es una alteración de la piel en la que se produce un enrojecimiento o rubor característicos, a menudo acompañado de pequeños capilares sanguíneos que se hacen visibles. En ocasiones, además, pueden aparecer también pequeños granitos con pus y, más frecuentemente, la nariz hinchada.

No se conoce exactamente la causa de la aparición de estos síntomas, se sabe que puede haber distintos factores afectando. Uno de ellos es la predisposición genética, pero también puede verse empeorado por el consumo de alcohol (por su efecto vasodilatador), el tabaquismo, el estrés o la menopausia.

Puede ser estacional (es decir, aparecer por brotes en determinadas épocas del año, generalmente, aquellas con más calor) o puede ser crónico. Las personas que más la sufren son mujeres de mediana edad con piel muy clarita. Se calcula que aproximadamente un 10% de la población sufre este problema de la piel.

 

¿Cómo podemos evitarla?

Actualmente no existe cura para la rosácea, pero sí hay productos cosméticos que nos pueden ser de mucha ayuda para prevenir un brote o para calmarlo cuando ya ha aparecido. En ocasiones, también, nuestro dermatólogo o dermatóloga nos puede recomendar determinados procedimientos quirúrgicos para intentar reducir los síntomas.

Recuerda que en tu farmacia podemos recomendarte los productos que más se adapten a tu piel.

Podemos, además, evitar los factores que normalmente son desencadenantes, entre los que encontramos:

  • Cambios de temperatura.
  • Temperaturas extremas
  • Ingesta de alcohol y tabaco
  • Uso de determinados cosméticos
  • Estrés

 

Trucos y consejos

Como ya hemos dicho, no existe hoy en día cura para la rosácea, pero sí se puede evitar la aparición de brotes. Es importante utilizar siempre productos cosméticos adecuados para nuestro tipo de piel, incluyendo la higiene facial diaria con limpiadores adaptados a pieles con tendencia a rosácea o rojeces, que procuraremos aplicar con un algodón o un papel. Estos productos buscarán evitar la sensación de tirantez e incomodidad, además de mejorar el aspecto general de la piel. Se debe evitar el uso de productos desmaquillantes con alcohol.

Un aspecto muy importante ante este tipo de piel es mantener una correcta hidratación facial, ya que, en general, son pieles muy finas con tendencia a la sequedad (aunque también pueden existir casos con pieles mixtas).

Si utilizamos maquillaje, este debe ser apto para este tipo de piel. Para disimular el tono, además, utilizaremos maquillajes con ligera coloración verdosa (por ser el opuesto al rojo en el círculo cromático, será el que más disimule el color).

Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es la necesidad de utilizar protector solar a diario y de volver a aplicarlo en función de las características del producto.

Además, debemos evitar al lavarnos la cara o al ducharnos usar agua muy caliente, pues también tendrá un efecto vasodilatador.

Por último, es también recomendable cambiar la textura de nuestros cosméticos en función de la estación climatológica. En los meses de invierno nos decantaremos por cremas enriquecidas, mientras que en los meses de calor utilizaremos emulsiones. 

 

 


Acné

¿Qué es el acné?

El acné es una afección cutánea común, que pueden sufrir personas de todas las edades, siendo más frecuente, como sabemos, en la adolescencia (sobre un 80% de adolescentes entre 13 y 18 años lo sufren).

El acné cursa con una inflamación de las glándulas sebáceas con intervención de una bacteria habitual de nuestra piel conocida como Propionibacterium acnés.

Durante la adolescencia, los cambios hormonales afectan a nuestras glándulas pilosebáceas. Las glándulas sebáceas son las encargadas de producir una capa de sebo imprescindible para conservar la hidratación de la piel (generalmente, van unidas a un folículo piloso, que es a partir del cual sale el pelo, en este caso, el vello facial). Con este desajuste hormonal las glándulas comienzan a producir más sebo de lo normal, que será además de baja calidad e irritante.

Todo este sebo hace que la bacteria de la que hablábamos antes comience a proliferar en el interior del folículo y, al mismo tiempo, que en la salida de la glándula se vaya produciendo una queratinización, es decir, que se vaya taponando el conducto. Como resultado de todo esto se produce una inflamación de la glándula que será el comedón.

 

¿Cómo podemos evitarlo?

El primer paso para evitar la aparición de comedones o granitos es la correcta higiene de la piel. Así, reduciremos el sebo presente en la superficie de la piel, además de otros posibles contaminantes ambientales con los que convivimos a diario. De esta forma, se reducirá la proliferación de la bacteria causante del acné y luciremos una piel libre de brillos.

Además, se cree que determinados factores pueden favorecer la aparición de acné, por lo que debemos evitarlos:

  • El tabaquismo, puesto que hace que la piel se vuelva más gruesa y opaca.
  • Los móviles, puesto que hacen que nuestra piel esté en contacto directo con un montón de contaminantes. Es necesario desinfectar la pantalla cada poco para evitar esto.
  • No manipular los granitos, por satisfactorio que pueda parecer, si apretamos un granito con las manos estamos favoreciendo que las bacterias de nuestras manos colonicen la piel expuesta.
  • Evitar flequillos y, en general, el contacto del pelo con la cara, pues la grasa que se acumula en el pelo puede empeorar la condición.

 

Trucos y consejos

La recomendación general más importante para pieles mixtas, grasas o con tendencia a tener acné es, como te habíamos dicho, la limpieza facial. Es importante seleccionar un producto que se adapte a nuestro tipo de piel y ser constantes con la limpieza, que deberá ser dos veces al día. Hay una gran variedad de productos adecuados para las pieles de este tipo, pero por lo general, las que suelen ir mejor son los geles de limpieza o las aguas micelares.

Si estamos en un momento en el que tenemos poco acné (o si queremos evitar los brillos y dar un aspecto más mate a nuestra piel) utilizaremos, además, productos cosméticos seborreguladores, que harán que la producción de sebo de nuestra piel sea la adecuada.

Si ya tenemos un acné leve o moderado utilizaremos, además, queratorreguladores o queratolíticos, es decir, cosméticos que quitarán el tapón que se forma en el conducto de la glándula para eliminar el comedón.

Ante casos de acné muy severo deberemos consultar a nuestro dermatólogo o dermatóloga, para que considere si es necesario un tratamiento oral o tópico extra.

 

 

 

Recuerda que en la farmacia podemos asesorarte y recomendarte los productos que mejor se adapten a tu piel. Además, tenemos un servicio de dermoanálisis totalmente gratuito, que nos permite mirar el grado de hidratación de la piel, así como la producción de sebo, entre otros parámetros.

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